Llegando un medio día lluvioso me encuentro en El Barrio de San Telmo, sobre la Avenida Caseros 449, esta ubicado el restaurant Nápole Bar.
Una vez adentro me encuentro con que no solo es un bar de tragos y comidas, es un depósito lleno de todo tipo de antigüedades, desde autos, hasta motos, libros antiguos, ropa que se encuentra a la venta, muebles de todo estilo, esculturas mesas antiguas y objetos de decoración.
El mozo me recibe, nos lleva hacia las mesas, me encuentro con que había mesas y sillas distintas, nos sentamos en lo que parecía ser una silla de barbero.

Nos ofrecen el menú y algo para beber, al abrir la carta noto que los títulos están en italiano, ofrecen comidas como pizza, pastas italianas, platos fuertes.
Decidimos que nos cuenten sobre el plato del día, que era dos opciones de entrada, dos opciones de plato fuerte y una bebida a elección por el valor de $380.
Las opciones eran las siguientes:
- Sopa crema de calabaza o tarta de brocoli
- Pesca del día con papas y verduras o spaghetti con boloñesa
Una vez elegido los platos, nos traen pan y algo para untar, en una panera de mimbre, minutos después llega el mozo con las entradas.
Yo había ordenado la tarta de brócoli, el plato era chico, tenía el tamaño de una entrada, el mozo era atento y servia nuestras bebidas cuando en el vaso se terminaban.
Poco después de haber comido, nos retirar los platos y llegan los platos principales, en este caso opte por elegir los spaghetti, la ración era medida, casi justa, el plato estaba caliente, me ofrecen queso rayado, pero el mozo lo olvida.
El tiempo entre patos estuvo correcto, las porciones también lo estuvieron, los mozos eran algo dispersos, pero cuando tenias su atención te trataban bien.
El lugar es cálido, los techos son altos, y una vez terminada tu comida o antes de empezar poder ir a recorrer el bar, y ver todos los objetos antiguos que habitan en el.
A la hora del postre , decidí no pedir, pero igual los mire, hacia tiramisú , brownie , y tarta de manzana , entre otros...
Espero prontamente volver a poder probar alguno de ellos.
Una vez adentro me encuentro con que no solo es un bar de tragos y comidas, es un depósito lleno de todo tipo de antigüedades, desde autos, hasta motos, libros antiguos, ropa que se encuentra a la venta, muebles de todo estilo, esculturas mesas antiguas y objetos de decoración.
El mozo me recibe, nos lleva hacia las mesas, me encuentro con que había mesas y sillas distintas, nos sentamos en lo que parecía ser una silla de barbero.

Nos ofrecen el menú y algo para beber, al abrir la carta noto que los títulos están en italiano, ofrecen comidas como pizza, pastas italianas, platos fuertes.
Decidimos que nos cuenten sobre el plato del día, que era dos opciones de entrada, dos opciones de plato fuerte y una bebida a elección por el valor de $380.
Las opciones eran las siguientes:
- Sopa crema de calabaza o tarta de brocoli
- Pesca del día con papas y verduras o spaghetti con boloñesa
Una vez elegido los platos, nos traen pan y algo para untar, en una panera de mimbre, minutos después llega el mozo con las entradas.
Yo había ordenado la tarta de brócoli, el plato era chico, tenía el tamaño de una entrada, el mozo era atento y servia nuestras bebidas cuando en el vaso se terminaban.
Poco después de haber comido, nos retirar los platos y llegan los platos principales, en este caso opte por elegir los spaghetti, la ración era medida, casi justa, el plato estaba caliente, me ofrecen queso rayado, pero el mozo lo olvida.
El tiempo entre patos estuvo correcto, las porciones también lo estuvieron, los mozos eran algo dispersos, pero cuando tenias su atención te trataban bien.
El lugar es cálido, los techos son altos, y una vez terminada tu comida o antes de empezar poder ir a recorrer el bar, y ver todos los objetos antiguos que habitan en el.
A la hora del postre , decidí no pedir, pero igual los mire, hacia tiramisú , brownie , y tarta de manzana , entre otros...
Espero prontamente volver a poder probar alguno de ellos.
Comentarios
Publicar un comentario