Desde que nacemos, tenemos la sensación de que estamos obligados a cumplir una serie de requisitos que varían dependiendo de nuestro sexo. Si somos niños, nuestro color favorito debe ser el azul y nuestro deseo para el futuro es convertirnos en el mejor futbolista o en el piloto de carreras más rápido. Por el contrario, si somos niñas nuestro color favorito debe ser el rosa. Además, tenemos que pasarnos el día entero jugando con muñecas y para el futuro, debemos aspirar a ser una princesa o una estrella pop.
Sentimos que debemos hacer todas esas cosas para no ser mirados como “extraños”, ya que es lo que nos han enseñado nuestros padres y lo que nos dice todo el mundo. Pero, ¿realmente estamos eligiendo libremente o nos sentimos presionados por nuestro entorno? Para ello, hay diversas respuestas pero, a mi parecer, la sociedad tiene mucho que ver con nuestra educación, crecimiento, elecciones y aspiraciones en la vida. La misma, trata de edificar nuestro carácter en base a los roles de género. Personalmente, opino que dichos roles no deberían existir ni regir nuestro estilo de vida, pues no son más que estereotipos que engañan a la gente y causan mucho daño a quienes se sienten atrapados en ellos.
En mi opinión, la confusión entre sexo (que viene determinado por la naturaleza) y género (conjunto de roles establecidos socio-culturalmente que admiten variación) es lo que provoca los problemas de género, pues la sociedad patriarcal ha intentado hacernos creer que a cada sexo le corresponde un determinado género.
¿Cuáles son los rasgos principales de cada rol establecido? Según dicta el patriarcado, una mujer para ser “auténticamente mujer” ha de ser maternal, dulce, pasiva, sumisa y obediente (al hombre). Por otro lado, al sexo masculino se lo relaciona con los atributos de dureza, competitividad, ambición, fuerza e insensibilidad. Además de estos factores del carácter, según los roles de género, cada sexo tiene adjudicado una serie de espacios: mientras que las mujeres deben permanecer en el ámbito doméstico realizando las tareas del hogar y sirviendo al marido, los varones deben ser muy competitivos en el ámbito laboral, caracterizándose por permanecer un alto número de horas en el trabajo y teniendo más libertad que la mujer para ir con sus amigos al bar. En este punto es dónde yo observo el grave problema: ¿qué sucede si alguno de los sexos no cumple los requisitos del rol que supuestamente le corresponde? En este sentido, los roles actúan haciendo sentir a ambos sexos como seres diferentes que no se ajustan a lo que deben ser, generando en ellos un grave conflicto interno y un sentimiento de exclusión.
Generalmente, se ha creído que la mujer es la única que sufre por no ajustarse al rol que se le ha adjudicado, pero también hay hombres que no responden a los rasgos de su rol y quieren escapar de ese estereotipo. Es decir que, este grave problema de género afecta a ambos sexos y resulta realmente dañino, ya que en ocasiones puede desembocar en bullying (en el caso de los niños y adolescentes), marginación e incluso en el suicidio. ¿Es justo que se den estas situaciones a causa de unos falsos modelos de cómo debería ser y comportarse cada persona dependiendo de su sexo?
¿Quién es responsable de este problema? La sociedad y los elementos que la componen, incluyéndonos nosotros. Debemos cuidar todos los aspectos que conduzcan a falsas creencias de los atributos que debe cumplir una mujer o un hombre, aludiendo a ámbitos muy claros y de gran éxito como la publicidad.
La influencia de los medios de comunicación (sobre todo de la televisión y de Internet) es notable, por lo que hay que cuidar estos aspectos y evitar que se contribuya a alimentar estos roles predeterminados que no hacen otra cosa que agrandar la brecha de la desigualdad de sexos.
Tanto hombres como mujeres debemos derrumbar estas barreras sexistas ya que, al fin y al cabo, todos somos personas y merecemos ser tratadas como tal.
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