En la calle peatonal Lavalle, en el Microcentro, encontramos un bar que le devuelve un poco el glamour a esta zona tan aristocrática. Lignée significa linaje en francés y es una referencia al estilo de vida porteño durante buena parte del siglo XX. Hace un homenaje a la época en que Buenos Aires se convirtió en una de las capitales del mundo, capaz de competir con Europa.
Aunque no es un speakeasy ni un bar oculto, este local abierto a finales del 2018 puede pasar desapercibido si no saben dónde está. Frente a una puerta pintada de negro, una especie de mayordomo de impecable traje negro y camisa blanca da la bienvenida. Somos invitados a subir una larga escalera con pasamanos de bronce entre cortinas para aislar del ruido de la calle. Una vez dentro es apabullante la diferencia con el exterior.
Inspirado en el playboy Álzaga, el local está decorado en honor a la burguesía de los años XX. Al entrar, una gran cúpula capta toda nuestra atención. Tiene 3 salones con una decoración esplendorosa y luz muy tenue, con arañas y lámparas art decó; muchos espejos, sillones aterciopelados reservados, pavos reales y mármol. El punto culminante es el mural verde agua que recorre toda la pared del espacio donde está la barra.
Los tragos, tanto por su presentación como por sus ingredientes, nos hacen pensar en los que se tomaban en la época de El Gran Gatsby. No dejen de probar el “Morocco” o el “John Perona”… ya verán como son servidos. Si les gustan los clásicos, siempre pueden pedir un Penicilin o una reversión del Negroni, el “Negroni Shusheta”. Aquí en Lignée, la carta de comida es muy buena, aunque no se lo esperen. Podemos disfrutar de un solomillo con vegetales ahumados, un pulpo a las brasas o risotto al funghi. Todo pensado para combinar perfectamente con la coctelería.
Antes de emprender nuestra retirada, se acerca uno de los "mayordomos" y muy amablemente nos consulta si deseábamos recorrer el primer piso. Sin pensarlo dos veces aceptamos y lo seguimos por una escalera de madera. Más de 12 habitaciones cerradas y en un extremo un gran vitral con un patrón de arabescos y flores. En el otro, un cuadro gigante pintado al óleo, tal como en las películas.
Pese a orientarse hacia un público selecto y reservarse “el derecho de admisión”, el bar no pretende ser secreto como los escondidos speakeasy, y abre las puertas sin restricciones de miércoles a sábado a partir de las 20. Además, los precios no son excesivos. No se cobra entrada, excepto en fechas puntuales en las que se realizan eventos privados, como fiestas o degustaciones.
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