James Laver: Historia del traje y la moda, capítulo IX.
Desde sus inicios, la moda ha ido evolucionando
constantemente. Sin embargo, desde el 1900 hasta el 1939, esta tuvo, bajo mi
perspectiva, la revolución más significante.
El autor, James Laver, no se priva de contar con detalle los cambios en los vestuarios que hubo tanto en hombres como en mujeres en esta primera mitad del siglo XX.
El autor, James Laver, no se priva de contar con detalle los cambios en los vestuarios que hubo tanto en hombres como en mujeres en esta primera mitad del siglo XX.
Empezando con el llamado período Eduardiano en Inglaterra y
la Belle Époque en Francia, los excesos eran una característica en todo,
desde fiestas hasta la vestimenta. Era una época de ostentación y extravagancia
desmedida. Se podría decir que fueron los últimos buenos tiempos de la clase
alta.
Finalmente, terminamos esta etapa con una silueta
completamente renovada, indumentaria lánguida, faldas cortas y escotes de espalda prominentes.

Sin embargo, a pesar de esta evolución tan significante en
cuanto a la vestimenta, a lo largo del capítulo se narra algo que llamó
completamente mi atención. El hecho de cómo la moda le comienza a otorgar poder
a la mujer. Lo que al principio parecía una mujer oprimida y condenada a
sufrir, la cual debía seguir al pie de la letra los estereotipos, utilizar corsés
para suprimir la cintura y realzar los pechos y las caderas, vestir de una
manera extremamente incómoda con indumentaria que no le permitía hacer nada,
gracias a esta evolución de la moda, tan necesaria en ese contexto, terminó
siendo libre. Una mujer nueva, empoderada y que se animaba al cambio, a la que
poco le importaban los prejuicios, que se cortaba el pelo, que usaba ropa
suelta, cómoda, y hasta a veces masculina, que se dejó de apretar la cintura
para cumplir con el estereotipo de belleza implantado, que se comenzó a valer
por sí misma, y podría seguir enumerando cosas positivas, pero la lista es
infinita.
Otra gran característica de este periodo fueron las mujeres
que comenzaron a diseñar y a generar su propia impronta. Hasta el 1920 la
mayoría de diseñadores prestigiosos eran hombres, hecho que se termina gracias
a dos mujeres que sin duda fueron un hito en la historia de la moda: Coco Chanel
y unos años más tarde, su rival, la italiana Elsa Schiaparelli. Madame Chanel
revolucionó y escandalizó al mundo de la moda incorporando “buena ropa de la
clase obrera” en la alta sociedad. Sus tan famosos trajes tweed eran sencillos
pero a la vez tan elegantes que hacía que todos los admiraran y terminaran
copiando. No podemos dejar de destacar la aparición de los escotes en la
espalda, y su consiguiente, la remodelación de los trajes de baño.

Hoy en día, gracias a que esto ocurrió, hasta nos cuesta imaginarnos
utilizando ese tipo de vestimenta, y lo asemejamos más a un disfraz. Un incómodo
disfraz que tuvimos el agrado de obviar.
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