Durante
épocas pasadas, la religión tuvo una gran influencia en la vida social, política
y económica de la humanidad. Sin embargo, su apogeo fue en la Europa medieval.
No
es sorpresa que la Iglesia siempre haya tenido un punto de vista más
conservador con respecto al de otras instituciones. Se podría decir que su
extremo rechazo hacia algunos aspectos sociales, como la moda, tienen relación
con la llegada de las comunidades árabes a Europa. Desde 711 al 726, es decir, 15 años, los
musulmanes conquistaron la península ibérica (España y Portugal) y el sur de
Francia. No obstante, la relación más importante con estas comunidades, y las
que ejercieron una mayor influencia en la vestimenta, fueron las Cruzadas (1096-1291).
Estas fueron expediciones militares cristianas dirigidas contra los musulmanes
con el fin de expulsarlos de los lugares santos.
Tales
comunidades trajeron joyas, telas refinadas, prendas y la manera de hacerlas.
Sin embargo, la indumentaria también vino acompañada del pensamiento conservador
de los musulmanes.
Es
en este momento en que la mujer comienza a verse cada vez más sometida debido
al pensamiento de la religión, aunque lo ha estado desde mucho antes.
El
Corán dice: “¡Oh Profeta! Di a tus mujeres y tus hijas y las mujeres de los
creyentes que se cubran con sus velos. Será mejor para ellas, así ellas serán reconocidas
(como mujeres respetables) para no ser molestadas.” (Corán, 33, 59).
Pero
¿qué relación tiene el Corán con la Europa de la edad media? Durante los 15
años de la conquista ibérica y los 195 años de las Cruzadas, la sociedad
europea observó como las mujeres árabes se cubrían el cuerpo, o parte de este,
con sus velos. Entonces, comenzó a considerarse inmoral que una mujer europea
mostrara su cabello. Es así como el velo mahometano pasó a formar parte de la
vestimenta femenina occidental. Las mujeres se taparon el cabello, el cuello y
parte del escote. Solo el esposo, bajo el techo de su hogar, era el que podía
ver esas partes del cuerpo. El cuerpo de la mujer, entonces, se vio como una
posesión: ella no decidía sobre su vestimenta, la sociedad lo hacía. He aquí donde
marco el comienzo de la visión del cuerpo femenino como algo indecente y
prohibido.
Con
los años, el velo dejo de ser algo visto para ocultarse y comenzó a ser un
accesorio para mostrarse. El velo se torno un elemento decorativo, siendo
puesto por encima de los tocados para agregar dramatismo al producto final. No
obstante, las opiniones de la Iglesia siguieron apareciendo, incluso llegando a
molestar la libertad masculina: a mediados del 1300 se consideraba vulgar, y se
podía multar, que llevaran zapatos a la polonesa (zapatos con la punta
alargada de manera extrema).
La
opinión ante el decolletage (recortar la parte superior del pecho,
dejando a la vista parte del escote) y el surcote abierto (una túnica
exterior holgada con grandes aberturas a los lados del cuerpo y que mostraba
una túnica interior ajustada) tampoco fue positiva. Sin embargo, ambas prendas no
sufrieron las mismas consecuencias que los zapatos masculinos.
Actualmente,
aunque nos veamos lejos del período ideológico de la época medieval, la opinión
religiosa sigue imponiéndose en la sociedad. Ya no importa su opinión sobra la
moda, pero si tiene importancia en otros aspectos sociales. Por ejemplo: el divorcio,
el matrimonio igualitario y, el más reciente, la legalización del aborto. Por
esto, cuando la Iglesia no incida en la sociedad, la mujer se podrá considerar
libre. Mientras tanto, será una larga lucha por desprenderse de una influencia
de tantos años.
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