La noche del 8 de mayo, como aficionada de el teatro fui a ver una obra que dice tener muy buenas referencias y criticas del publico, un clásico de los musicales, Cabaret.
La obra da lugar en el Teatro Liceo, por ser el más antiguo de la ciudad, cuya construcción data del año 1872, casi donde el Kit Kat Klub berlinés habría sido construido. Detalles arquitectónicos originales del Liceo suman a la puesta y al ambiente, en el que se ha modificado sustancialmente la disposición del público para lograr un verdadero CABARET.
Entrar en el cabaret diseñado por Alberto Negrín es entrar en un mundo de fantasía. Es asistir a un verdadero acontecimiento para el espectáculo argentino.
A la llegada al teatro se puede ver como lo han transformado para llevarnos a los fines de los años 20, dandole un aspecto de un original cabaret de Berlin, donde fue acondicionado con una serie de mesas tipo bar en el primer piso, el escenario como si fuera un cabaret e incluso su banda musical en vivo en la parte de arriba del escenario. Desde que das tu entrada y pisas el teatro se siente como si estuvieras en otra década y la magia de la producción en este espectáculo.
Estuve sentada en la primera fila del primer balcón, donde podía tener visión de todo lo que pasaba alrededor del teatro. La vista era la ventaja pero asientos incomodos. En la espera para el inicio de la obra podías ver abajo a los espectadores que estaban en las mesas que podían pedir bebidas y todo estaba ambientado con luces bajas y música de la época.
El musical se desarrolla en 1930, resume en distintos momentos de Cabaret el sentimiento y a los personajes de la Alemania prenazi, dentro del Kit Kat Klub, un night club berlinés donde se pretende evadir toda realidad disfrutando de la vida con humor e ironía. En el centro de la escena, en un rincón, en el piso de arriba asomándose discreto y seductor. Enorme. Muta de un clown melancólico o infantil a un guasón cuya mirada hiela la piel. Hace con su voz lo que le place. Amigorena encontró en Cabaret la posibilidad de mostrar su artista total.
“¡Aquí la vida es magnífica, las chicas son magníficas, hasta la orquesta es magnífica! ...”. Así, el Maestro de Ceremonias, interpretado por Mike Amigorea, recibe cada noche al público junto a las bailarinas del cabaret, los cuales muestran la escencia de la obra que da un sentimiento y sensación macabra, llena de música, amor, lujuria y locura.
Ademas como temática principal de la obra, esta la cantante inglesa Sally Bovles, protagonizada por Florencia Peña, una de las figuras del decadente local Kit Kat Club, que busca generar un fuerte vínculo sentimental con un joven escritor norteamericano Clifford Bradshaw, interpretado por Juan Guilera, quien llega a Berlín, previa a la toma del poder por Hitler, en búsqueda de inspiración para el desarrollo de su próxima novela. Su Sally Bowles tiene toda su impronta, hasta luce sus tatuajes con orgullo. En cada cuadro musical acumula profundidad y matices para esa mujer vulgar, aparentemente frívola, que esconde debajo del brillo y las pieles un dolor estructural. Peña va develando las capas de ese personaje de a poco, las va degustando.
También nos vamos a encontrar con otro escenario: la pensión; allí están su dueña, rol a cargo de Graciela Pal, la chica de vida airada, por Alejandra Perluski, y el alemán de origen judío, personaje corporizado por Enrique Cragnolino. Todos impecables, en la construcción de sus respectivas criaturas.
La obra de moda, superando a la agotada en todas sus taquillas "Una semana nada mas". Que esperas para llenarte de la magia y el misterio de el Cabaret?
Comentarios
Publicar un comentario