El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires se encuentra ubicado en el barrio de San Telmo, en la avenida San Juan 350. El acceso de este esta bien indicado y explicado en su pagina web. Puede suceder que una vez allí, se dificulte la llegada, ya que sus alrededores, dependiendo de donde venga cada uno, se encuentra en construcción. A su vez en su pagina web, indican cuales líneas de colectivo, subtes y Metrobús del bajo llegan. También, en esta misma plataforma, se dan a conocer los precios de las entradas, los cuales son accesibles. Se le brinda a los estudiantes, jubilados y menores de 12 años entrar sin cargo. Mientras que para aquellos que no integran esas características, pueden comprar la entrada a $50 o visitar el museo los miércoles, ya que ese día no se cobra el acceso.
Al llegar, se puede apreciar la gran construcción del edificio, este de ladrillos rojizos con grandes vegetaciones.
Al
ingresar al edificio, se puede caminar hacia 3 diferentes direcciones, a la
izquierda, está ubicado el centro de información y donde uno saca la entrada. Allí
se encuentran los folletos informativos de las exposiciones presentes y los
empleados que amablemente están para ayudar. Si se continua derecho, se accede
a la primera exposición y si se dirige hacia la derecha, se encuentra el
café.
Ya teniendo la entrada, se puede acceder a las exhibiciones. Para ello, se dirige hacia el centro, donde se encuentra “Una historia de la imaginación en la Argentina, visiones de la pampa, el litoral y el altiplano desde el siglo XIX a la actualidad.” Esta incluye mas de 250 obras, de 3 geografías diferentes, la Pampa, el Litoral y el Noroeste. Esta muestra distintas situaciones, que surgen en nuestro territorio. Principalmente, se ven temas como la naturaleza, el cuerpo femenino y la violencia.
Para continuar con el recorrido se puede subir
por escalera o por ascensor al primer piso. En ambos caminos se puede
identificar el diseño. En el caso de la escalera, se puede ver que
esta tiene una forma especial mientras que en el ascensor intervinieron las
puertas con negro y blanco.
Cuando
se sube al primer piso, se puede encontrar con un gran pasillo con cuadros y 2
direcciones posibles. Una de ellas desemboca en una amplia sala donde están
ubicadas una gran variedad de creaciones llamadas “Una llamarada pertinaz: la
intrépida marcha de la colección del moderno.” Esta es la representación del
propio Museo. Se celebra con 300 obras de diversos artistas los 62 años de la
fundación del Museo de Arte Moderno. Como se explica en el folleto, “[…] esta
exposición narra tanto la historia como el presente de un museo que jamás
descansa, que nació para empujar los limites del arte y que busca el movimiento
y la transformación permanentes.”
Ya habiendo observado las obras de aquella
exhibición, se puede pasar a la otra sala. Esta es de un tamaño pequeño y
consiste en el arte de Clara Esborraz, “La hora rota”. Esta tiene la
peculiaridad que sus creaciones son llevadas a cabo con materiales de uso
común, como la birome y papel corriente. En estas, ella presenta una nueva
realidad. Se identifican objetos cotidianos que son interrumpidos por una fantasía,
como se pueden ver en las siguientes imágenes.
Al
terminar de recorrer el primer piso, se puede proceder al segundo piso, en esta
se encuentra las creaciones de la artista Flavia Da Rin, tituladas “¿Quién
es esa chica?” Estas son obras autobiográficas, en las cuales ella trabaja con
lo digital y los retratos, estas se encuentran cargadas de expresividad. A su
vez, se puede identificar que recurre a la ficción en sus obras.
Habiendo terminado de observar el mundo de Da
Rin, queda por recorrer el subsuelo -2. En este, se encuentra el trabajo de Max Gómez
Canle. Este es un ambiente amplio, con una gran creación en el medio y otras en
las paredes rodeando a esta. Su exhibición se denomina “El salón de los
caprichos.” Esta exposición contiene diversas obras, desde 1999 hasta la
actualidad. Trabaja con el volumen, con las perspectivas y con los nuevos
planos. Se centra en el espacio y la forma.
Al
finalizar de recorrer la exhibición de Gómez Canle, se puede dar por concluido
el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Si se desea, se puede seguir disfrutando
en el café que se encuentra en la planta baja. En este, los empleados atienden
a los clientes con una sonrisa y dispuestos a conversar. A su vez, les aportan esta
felicidad y amabilidad a los productos, convirtiéndolas en sus creaciones, en
arte, como se puede ver en las siguientes fotos.
Comentarios
Publicar un comentario